jueves, 10 de diciembre de 2009

RINCONES DEL SALTUS VASCONUM: EL VALLE DE OTSOLA

Su aislamiento respecto a todas las rutas modernas de comunicación ha hecho posible que el valle de Otsola continúe siendo un lugar privilegiado, de postal. No ha sido sin embargo nunca un paraje olvidado. Por aquí pasaban todos los caminos que comunicaban Basaburua con Malerreka y los altos de Uitzi, Ezkurra y Belate. Era un lugar estratégico de esta zona de la divisoria de mares. También era un lugar temido porque las frecuentes nieblas y la espesura de sus hayedos hacían difícil muchas veces la orientación. En sus alrededores se desorientó hace seis años Juan Bautista Illarregi, párroco de Arrarats, que apareció días después sin vida en las proximidades de Eratsun. No fue el primero. No lejos de allí, cerca del collado de Gorostieta, hay una cruz de hierro levantada en memoria de un pastor de Labaien que murió víctima de una tormenta de nieve. Y más al oeste Bi Ahizparen Sepulture, donde según la tradición oral murieron también dos hermanas. Así es Otsola. Un lugar para la evocación y para la reflexión, entre pastizales, ganado y hayas. Que lo siga siendo por muchos años.

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