Normalmente se presonan uno o dos individuos llevando consigo unas ristras o bolsas conteniendo varios kilos de ajos que supuestamente traen por encargo de un familiar de la persona que les ha abierto la puerta. Normalmente eligen a personas mayores, diciendo venir de parte de alguno de sus hijos, del que concretan incluso el nombre, ganan así su confianza y consiguen que les entreguen de 60 a 80 euros como pago por los ajos, argumentando que después se los reembolsará el hijo que supuestamente los ha encargado.
(klik egin-ver más) La Voz de la Merindad
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