En Candeleda, localidad abulense del Valle del Tiétar, próxima ya a Extremadura, se ha escrito una exasperante página más de la historia del pusilánime tratamiento de la memoria histórica por parte del PSOE.
Gracias al testimonio de un pastor había sido descubierta una fosa a la que fueron arrojados los cuerpos de siete jornaleros asesinados en 1936. La exhumación estaba prevista para el pasado sábado pero el dueño de la finca en la que se encuentra la fosa avisó a última hora que no quería ningún acto político en su terreno. El alcalde "socialista" de la localidad apoyó esa posición e intentó imponer unas condiciones indignas para la exhumación tanto a los familiares como al Foro de la Memoria. Estos reaccionaron con la suspensión temporal de los actos y el recurso a la vía judicial.
No queda ahí la cosa. El susodicho alcalde les reprochó poner en peligro con su actitud la continuidad de su partido en las elecciones municipales del próximo año. Habría que preguntarse para qué quieren en Candeleda un presunto alcalde de izquierdas si es para negarse a cualquier signo que contrarie a la derecha.
Como dice J.Mestre en su artículo de Rebelión, una palada más de tierra encima de los represaliados del franquismo. La memoria colectiva de gran parte de este país está lejos todavía de liberarse del sentimiento de amnesia y de vergüenza en que le sumieron cuarenta años de franquismo y otros muchos ya de este post-franquismo sociológico que no tiene pinta de acabar. (klik egin-ver más)
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