Acostumbrados a los abusos del poder, es descorazonador comprobar cómo buena parte de los ciudadanos va ensanchando sus tragaderas hasta aceptar sin sonrojo democrático la impunidad, el descaro y las arbitrariedades de los que mandan. La dictadura de la mayoría PP-PSOE impuso la Ley de Partidos quizá para combatir con más dureza el terrorismo en su primera intención, pero también por conveniencia puramente partidista cuando comprobaron la utilidad de esa Ley para aprovecharse de la aritmética electoral. Así, la estiran o encogen en su provecho como un chicle con el mayor descaro ciscándose en los fundamentos del Derecho, ante el aplauso o la indiferencia de la mayoría de los creadores de opinión. (klik egin-ver más)
Pablo Muñoz, en Grupo Noticias
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