En los primeros años de la transición participé en Italia en un programa de Radio Milán, la de más audiencia en la ciudad. Era una radio libre, de izquierdas, con debates abiertos sobre los temas más candentes. Había en el país centenares de radios similares, compitiendo con los grandes monopolios estatales. Recuerdo que entonces creí que eso ocurriría en la democracia española: el aire era un bien de todos, comunal, y con las libertades cualquiera podría emitir sin molestar al vecino. La calidad, la audiencia y el mercado (¿de eso se trata en el capitalismo, no?) regularían el medio y cada uno podría sintonizar la emisora que quisiere en santa libertad . Habíamos crecido en el franquismo, cuando Radio Zaragoza y Radio Calahorra eran las emisoras más instaladas en Navarra; con la autonomía, podríamos repartir las ondas navarras como se reparte la tierra comunal, en lotes equitativos. ¡Qué ingenuos éramos!
(klik egin-ver más)Jose Mari Esparza Zabalegi, en Diario de Noticias
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