jueves, 14 de febrero de 2013

A PROPÓSITO DE LA RENUNCIA DEL PAPA

Nos alegra la dimisión del papa por varias razones.
Nos alegramos por él mismo. Porque una persona anciana y débil no tiene por qué seguir llevando sobre sus hombros la gestión de una institución con cerca de dos mil millones de fieles. Este gesto, extraordinario en la Iglesia Católica, resulta normal en cualquier otra agrupación humana. No obstante, es innegable que esta renuncia a la Silla de Pedro, hecha libremente desde quien, como el pontífice de Roma, detenta un poder absoluto en el mundo, no puede carecer de significación y ejemplaridad. Ojalá tomaran nota otros mandatarios que, por edad, mala gestión o corrupción, se empeñan seguir apegados a un poder que la sociedad mayoritariamente les está cuestionando. (klik egin-ver más)
Foro de Curas de Madrid

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