jueves, 10 de abril de 2014

VALLS, UN EXTREMISTA JACOBINO AL TIMÓN DE LA NAVE

La importante pérdida de apoyo popular en las últimas elecciones municipales hizo que François Hollande prescindiera de su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, y lo apostara todo a su ministro de Interior, Manuel Valls. Aunque con una sólida experiencia y largos años de trabajo parlamentario, Ayrault resultaba tedioso y le faltaba carisma. A Valls no le faltan ni la ambición ni la hiperactividad, no en vano ha sido bautizado como el «Sarkozy de izquierda». Pero si se repasa su trayectoria, tanto en lo social como en sus posiciones a las demandas específicas de Euskal Herria, tanto su perfil de izquierda como su dinamismo para amoldarse a los nuevos tiempos y exigencias han brillado por su ausencia. Situado en el ala más neoliberal del socialismo francés y representando al jacobinismo más extremo, el anuncio de sus planes de gobierno ha sido claro en relación a lo que está por venir. Más centralización, más injerencia directa de París sobre los departamentos y naciones; en definitiva, nada bueno en el horizonte.
Valls simboliza a los enemigos de la paz. Acérrimo adversario del reconocimiento institucional de Ipar Euskal Herria, contrario a una participación positiva del Estado francés en el proceso de paz y normalización política de Euskal Herria, su designación no es una buena noticia, no augura nada bueno. O, quizá, sí. Clarifica el panorama y deja a la vista lo que se tendrá en frente.
GARA

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