Que nadie se piense que esa Navarra ha pasado a la historia. Esa Navarra endogámica y parásita sigue al mando, ha sido desalojada del Gobierno Foral y de los Ayuntamientos, pero sigue incrustada entre el alto funcionariado, en las agencias y servicios públicos, en los consejos de administración de las grandes corporaciones navarras nacidas al calor del régimen franquista, en algunos medios de comunicación, en las organizaciones empresariales, en los sindicatos amarillos y en todos esos organismos que llevan décadas, que ya parecen siglos, chupando de la ubre de los presupuestos oficiales. Ellos, tan liberales. Sigue incrustada en todo el aparato que el Estado tiene acantonado en Navarra, ingente, carísimo y perfectamente prescindible, pero pagado a escote entre los contribuyentes navarros.
Sigue finalmente incrustada en esta Iglesia navarra, expoliadora de bienes y haciendas, que inscribe a su nombre todo lo que antoja, sin pagar IBIS, reparaciones ni mantenimientos, que acoge en su seno grupos ultras, que permite todos los meses misas en homenaje a asesinos fascistas y a cuyo frente tiene un capellán castrense. (klik egin-ver más)
José Ramón Urtasun y Patxi Cascante, en gukgeuk.wordpress.com
Tengo que reconocer que pocas veces en la vida me he sentido tan confuso y dubitativo como hoy mismo. Va a ser verdad eso de que cuantos más años y experiencias acumulas menos seguros estas de nada. Todo lo contrario de lo que imaginas de crio: a esas edades piensan que los mayores siempre saben lo que hacen y por qué lo hacen. Pues bien, hay dos escritos fechados el día dos de diciembre del año en curso, o sea, ayer mismo, que me han llenado de inestabilidad y firmeza, de dudas y convicciones plenas, de lo uno y de lo otro y…. ¡leches!, que bien me siento así, hecho un lio. Hablo, por un lado, del escrito de Miguel Sánchez Ostiz en su blog “vivirdebuenagana” y que se publica en Diario de Noticias, cuyo título reza “el cambio en Navarra, una decepción” y que comparto al 100%; y por otro lado el escrito de José Ramón Urtasun y Patxi Cascante, que aparece en el hilo de este blog de Gerinda Bai y en el que estoy comentando y que también comparto al 100%. ¿Entonces dónde está la verdad, la razón? No lo sé. Sólo sé que ambos son la respuesta a mis dudas y convicciones del estado de las cosas al día de hoy. Y he corrido vía telegram a preguntarle a mi buen amigo Pedro Francés Sayas (un escritor soberbio y todavía en las penumbras por culpa de las políticas de las que habla y critica Miguel Sánchez Ostiz) para que me dijera que le parecían ambos escritos y me ha respondido lo obvio: “los dos lo clavan y eso es lo que tenemos”
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