Susana Díaz es, según parece, la apuesta del aparato eterno del PSOE para liderar el partido que dominó España durante casi 15 años. Díaz, presidenta desde hace 4 años de la comunidad autónoma con más paro de España (10 puntos por encima de la media nacional, que a su vez es casi 10 puntos más que la media europea), jamás ha trabajado en sus 42 años de vida en nada que no sea el Partido Socialista Obrero Español y los diversos puestos que ha ido ocupando en la cosa pública desde 1999, año en el que más o menos se graduó en Derecho tras 10 años 10 estudiando la carrera.
Esta es la apuesta. No voy a entrar a compararla con los otros que se presentan, puesto que no es el objeto del artículo, que simplemente trata de visualizar en qué clase de lugar vivimos todos, nos guste más o menos. En uno en el que el aún segundo partido más votado y que por desgracia dada su deriva sigue siendo necesario para conformar opciones reales al PP confía o al menos así lo parece su destino aunque sea de cara a la galería a alguien semejante, a una completa desconocedora de cómo funciona la vida real. Porque alguien que jamás ha trabajado fuera de la estructura de un partido no tiene ni idea de qué es la vida real, no sabe nada de eso, está a años luz de saberlo, por mucho que se relacione con personas que sí lo sepan o que tuviera una infancia normal y corriente en una familia trabajadora como casi todas.
Y es que deberían existir leyes he escrito esto varias veces que impidan ejercer cargos públicos a gente de este calado, en el partido que sea, a gente que jamás ha salido del paraguas de un partido. Díaz, a la que arroparon la semana pasada Felipe, Guerra, Zapatero y Rubalcaba entre otros, no es sino el ejemplo summunde que política y vida real cada vez están más alejados, incluyendo a una supuesta izquierda que hace ya décadas que se lanzó en brazos del Ibex.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias
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