Dice el de Ciudadanos en Andalucía que "Navarra y País Vasco deben incorporarse al sistema común y contribuir al Estado del Bienestar". Hombre, yo al señor este le entiendo, porque a fin de cuentas según los últimos datos oficiales del Ministerio de Hacienda, los relativos a 2014, los llamados saldos fiscales relativos o flujos entre Estado y comunidades le aportaron a Andalucía la nada despreciable cifra de 7.689 millones de euros, una situación que se viene repitiendo año tras año tras año desde que José Luis Fradejas presentaba Aplauso. Con una tasa de 18 2 funcionarios públicos por cada 100 trabajadores, la segunda más alta de España solo superada por Extremadura el 25,5%, en Navarra es el 12,8%, la tercera más baja tras Cataluña (10%) y C. Valenciana (12,2%) y unos niveles de desempleo que ahora están en un 25% y que llegaron a estar en el 36%, es entendible que sus políticos aboguen porque lo que no son capaces de hacer ellos lo financien otros, olvidando además que tanto Navarra como País Vasco ya financian gastos comunes y deuda y que, además, cuando vienen mal dadas no pueden ir a papá Estado a pedir la paga como hacen todo el resto de comunidades autónomas. Esto es, en lugar de pedir lo que consideras una herramienta positiva puesto que dices que esas dos son unas privilegiadas por gestionar lo suyo, prefieres que se lo quiten y pierdes la oportunidad de demostrar que tú también lo harías bien con ese nivel de autogobierno. Eso es lo del perro del hortelano y además pedigüeño. Porque eso es lo único que se esconde detrás de esto: hay comunidades que dan pasta Madrid, Cataluña, Baleares, Valencia, algunos años Navarra y País Vasco, que con los convenios anuales suelen salir a casi cero y todas las demás ponen el cazo, en el caso de Andalucía prácticamente para todo. Dame derechos y fondos y quítame las obligaciones, esas para otros. Y viva España.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias
ResponderEliminarla solución es simple: INDEPENDENTZIA... O dicho en "tradicionalista: reincorporación foral.... Porque estamos en un lugar -el Estado español- que pactaron unas reglas y ahora dicen que no las quieren atender; porque es delirante querer estar ahí donde no nos dejan estar como queremos estar. Por tanto cada cual por su lado.