Ya tenemos una nueva cita con la nada: el día 22 en el Congreso para la investidura de Sánchez y el día 10 en la Asamblea de Madrid para la investidura de nadie. Dos solemnidades que, si las cosas siguen como están hoy, serán una manera bastante tonta de perder el tiempo, y en el caso de Madrid de forma manifiesta.
El presidente del Parlamento ha dejado claro que un debate de investidura es una simple formalidad para rubricar lo que ya se lleva decidido. No es un acto político en el cual el resultado pueda depender del cruce de argumentos. Así que da una semana de margen a las tres derechas para que se pongan de acuerdo. Yo creo que lo harán y si no, felices vacaciones y hasta septiembre.
Y en el Congreso el día 22 por lo menos se van a salvar las apariencias porque Sánchez pronunciará su discurso y los días 23 y 25 se votará. En este caso yo no veo solución, pero quedan 20 días, o sea, dos eternidades políticas y puede pasar cualquier cosa.
Por cierto, me parece muy irritante el mercadeo que está utilizando a Navarra como moneda de cambio. Navarra merece ser tratada con respeto. Su complejidad estructural tiene que ser gestionado por los navarros, como lo dicten su voluntad o incluso sus contradicciones sin que se lancen sobre ella todos los patriotismos desatados, una especie de manada política que la manosea como si fuera una comunidad objeto.
Iñaki Gabilondo, en Cadena SER
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