Pedro Sánchez llamó durante la campaña electoral a la unidad de la izquierda para hacer frente a la extrema derecha, luchar contra la desigualdad y recuperar derechos sociales. En los debates se comportó como un colega de Pablo Iglesias, aunque por encima de él. Negó que fuese a apoyarse en C’s para formar Gobierno. Y la noche del triunfo hubo de escuchar el grito unánime de la militancia: “Con Rivera, no”. Luego vino la obligación de pasar de las palabras y los gestos a los hechos. Y dos meses después, aquí estamos, coqueteando de nuevo, de forma pugnaz e irresponsable, con el abismo de la repetición electoral. Sánchez ha pasado de no escuchar el “Con Rivera, no” a no querer escuchar los reiterados noes de Rivera. (klik egin-ver más)
Editorial de CTXT
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