jueves, 6 de noviembre de 2008

LOS MUNICIPALES DE BURLADA, OBJETIVO DE ETA


El 'comando Nafarroa' desarticulado por el Cuerpo Nacional de Policía la pasada semana pensaba cometer de manera inminente una matanza de guardias municipales en Burlada mediante una pancarta a la que previamente tenía previsto adosar una bomba. El plan para cometer el asesinato ha sido descubierto en los archivos informáticos que uno de los miembros del talde escondía en su casa y que pudieron ser descifrados a última hora del martes.

El mero hecho de organizar una acción de este tipo supone un salto cualitativo en ETA, al colocar a agentes locales de base en el centro de su diana y, además, con un atentado basado en una trampa, similar a los que hasta ahora ha dirigido contra las Fuerzas de Seguridad del Estado y la Ertzaintza. Según las primeras informaciones, el comando tenía previsto colocar la pancarta en un lugar público de la población, de 15.000 habitantes, situada junto a Pamplona y gobernada por el PSN, para luego esconder una bomba bajo ella. Cuando los agentes acudiesen a retirar el cartel, un sistema de ignición unido a la tela activaría el explosivo.
Este 'modus operandi' no es nuevo entre los etarras. En noviembre de 2001, el 'comando Vizcaya' intento asesinar a dos ertzainas mediante una pancarta trampa colocada en el bilbaíno parque de Etxebarria. Los activistas habían escondido un artefacto junto a un cartel con la frase 'Policía asesina. ETA mátalos'. Cuando los agentes procedían a retirarlo, la explosión les provocó graves heridas. El grupo que cometió esta acción tenía entre sus componentes a Garikoitz Aspiazu Rubina, 'Txeroki', el actual jefe militar de la banda. Al año siguiente, en septiembre de 2002, los terroristas consiguieron asesinar en la localidad navarra de Leitza al guardia civil Juan Carlos Beiro al hacer estallar la bomba oculta en una pancarta en la que escribieron: 'Gora ETA. GC jo ta bertan hil' (Guardia Civil, toma y muere aquí).
Un atentado indiscriminado contra miembros de la Policía Municipal de un pueblo como Burlada no tiene precedentes. La organización terrorista ha matado a jefes de guardias urbanas, como en el caso de Joseba Pagazaurtundua, jefe del Cuerpo en Andoain, asesinado en 2003. Sin embargo, los agentes de base nunca habían sido incluidos en este tipo de amenazas.
Los archivos del 'comando Nafarroa' descifrados por las fuerzas de seguridad también incluyen a agentes de la Policía foral navarra, el cuerpo autonómico de seguridad que emana de la Ley de Amejoramiento. Este servicio no ha sido nunca objeto de atentados de la banda, aunque en el comunicado hecho público ayer mismo por la cúpula etarra sí se amenaza de forma directa a los forales, a los que se compara con las FSE y la Ertzaintza.
Concejales de UPN
En los archivos descubiertos por el Cuerpo Nacional de Policía se han encontrado asimismo datos de concejales de UPN y de miembros de las fuerzas de seguridad destinados en Navarra. Según fuentes de la lucha antiterrorista, la célula tenía la orden de cometer todas las acciones posibles y en cualquier momento.
Los documentos incautados al 'comando Nafarroa' y las declaraciones de sus componentes, que el pasado sábado ingresaron en prisión, confirman la sospecha que que ETA intenta colocar a la comunidad foral en el centro de sus ataques. En los últimos meses las fuerzas de seguridad ya localizaron cartas de presos en las que se reclamaba a la dirección terrorista que convirtiese Navarra «en el territorio de confrontación por excelencia».
Tal estrategia coincide en el tiempo con la crisis del centro-derecha navarro por la ruptura del pacto PP-UPN. De la misma manera, la coalición nacionalista formada por Nafarroa Bai, en la que se encuentra Aralar -surgido de Batasuna y que rechaza la violencia-, ha sumado apoyos en las últimas elecciones y ha puesto en entredicho el liderazgo que había ejercido la izquierda abertzale en la comunidad foral dentro el mundo del nacionalismo vasco.
Ese contexto permite interpretar la celeridad con la que ETA respondió a la detención del 'comando Nafarroa'. Dos días después de los arrestos, la banda hizo estallar un coche bomba en la Universidad y causó 28 heridos.
Por otra parte, el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), José Manuel Ayesa, destacó ayer el aumento que se ha producido en el número de cartas de extorsión enviadas por ETA a industriales navarros, así como el incremento en las cantidades reclamadas en las mismas, de hasta 400.000 euros.
Óscar B. de Otálora (El Correo)

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