Un cuento para educar en la solidaridad y en la defensa del medio ambiente. Es la historia de seres que, por diversos motivos, dejaron de creer y se cruzaron sus caminos por recuperar la esperanza en el mundo a través de la solidaridad. Propone un héroe colectivo cuya salvación sólo es posible a través de la generosidad de y hacia los demás. Es un relato con valores como la defensa de la ecología, la amistad y la necesidad del otro como única forma de salir adelante.
Su autor es Guillermo Tangelson, docente en la Universidad de Lanús, en en el gran Buenos Aires. Así es el prólogo:
Un día el mundo dejó de funcionar. Como un reloj que ya no cambia de hora o un canto que ya nadie escucha, el mundo, un día se hizo desierto. Desde ese día todos se olvidaron de la brisa del mar y el aroma del bosque. Unos pocos recordaban todavía la felicidad de leer un libro bajo la sombra de un árbol o la intensidad del aroma de una flor, pero a nadie le gustaba pensar en la felicidad porque, como todos saben, siempre está dos pasos más lejos que el horizonte.
A mí me llaman Cardón, Señor Cardón, y soy una clase de cactus que anda siempre con los brazos en alto. ¿Y por qué los tengo siempre en alto? Porque estoy todo lleno de espinas y si abrazara a alguien lo dejaría como a un puercoespín. Pero nunca tuve que preocuparme por eso porque, a decir verdad, nunca tuve a quién abrazar: en el desierto no hay lugar para los amigos…
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