martes, 30 de noviembre de 2010

CERVERA SE CABREA


si Google no miente, Santiago Cervera tenía 14 años aquel 8 de julio de 1978 en que la Policía Nacional entró en nuestra plaza de toros y acabó provocando unos disturbios que se saldarían con Germán Rodríguez muerto por disparos policiales, varias decenas de heridos y el final anticipado de las fiestas de ese año. A esa edad algunos chavales ya hacen sus primeras escapadas sanfermineras, pero me da que Cervera no es de ésos. Al presidente del PP foral le pega mucho más una adolescencia con un mes de julio familiar de playas mediterráneas o cántabras, más que pateando Jarauta y la Estafeta con los colegas. Y lo digo porque sólo un estreno tardío en la fiesta le disculparía de la falta de memoria que se percibe en su protesta por el contenido del Cuéntame de la semana pasada. Cuando TVE anunció que en la próxima entrega de esta serie revival de la Transición un protagonista de la misma se iba a Sanfermines, fuimos bastantes los que nos temimos lo peor. La televisión pública del Estado no destaca por su objetividad en el momento de enfocar los temas de aquí, menos aún con la violencia política de por medio. Luego lo cierto es que, fallos parte, no fue para tanto. Para ser un producto hecho a la medida del televidente madrileño, no reflejaba demasiado mal el ambiente de aquellos años e incluso daba un relato bastante objetivo de los luctuosos sucesos de aquel 8 de julio. La indignación que muestra Cervera por haber asociado a Pamplona y sus fiestas con "lo vasco" no es nueva en una derecha que lleva años borrando ikurriñas de las fotos oficiales de los Sanfermines, pero la realidad es muy tozuda. Tan tozuda como una memoria que nos dice que no todos los muertos por violencia en este país han sido obra de ETA. Comprendo su cabreo. Llevan años intentando borrarlo de toda memoria, y ahora va y es RTVE la que nos lo recuerda. A ver si tirando de nuestro reciente pasado nos cuentan también alguna vez que pasó con Mikel Zabaltza, ahora que se cumplen 25 años de su asesinato, también impune. Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias

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