jueves, 22 de septiembre de 2011

LIMOSNA


Hace mucho tiempo que fue ayer. Pero fue ayer. Casi hoy. Casi presente. Los pobres eran cristianos. Mutilados de una guerra infame. Desechos de una España grande y libre. Pero cristianos. Pedían una limosnita por amor de Dios. Dos reales de cuando ayer era ayer. Una rubia. Los domingos a lo mejor un duro. Señora misal de piel. Señorito traje oscuro. A la salida de misa. Sin mirar. No hay que mirar a los pobres, aunque sean católicos, apostólicos, romanos. ¿Por qué son pobres los pobres? Lo preguntaba el niño rubio, pantalón corto azul marino, camisa blanca, bucles Antonio Torres Heredia. Porque Dios lo ha querido. Respuesta oscura como un pozo oscuro, respuesta que no es respuesta. Y el niño: ¿por qué los ricos son ricos? Porque Dios lo ha querido. ¿Dios lo quiere todo? ¿Los ricos van al cielo? Claro que sí. ¿Y los pobres? No lo sé, hijo. Los pobres siempre deberían ser pobres. No pueden dar dinero para erigir sagrados Corazones en nuestros montes, ni construir iglesias, ni sostener la fe y ayudar a los negritos. Los ricos lo damos todo por nuestra patria cristiana, anticomunista gracias a nuestro caudillo. El niño “cortó limones redondos y los fue tirando al agua hasta que la puso de oro”. (klik egin-ver más)
Rafael Fernando Navarro, en su blog

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