domingo, 23 de octubre de 2011

A DESHOLLINAR


Tras apagarse un fuego, aún quedan las humaredas, el hollín, la chamusquina. Queda un intenso trabajo por delante para esfumar los humos, para eliminar de cada rincón e intersticio hasta el último tiznajo de negror, para orear sus tufos. Así también tras extinguirse el fuego de las armas.

El pasado día 21, siguiente a la declaración de renuncia por parte de ETA, decía Anjel Lertxundi, nuestro mejor columnista en ejercicio en euskara, que "cada cual su titular, cada cual su análisis, cada cual su memoria", refiriéndose al tratamiento de los medios y de los comentaristas al nuevo silencio, creíblemente definitivo ahora, de las armas. Haremos nuestro el viejo adagio de que nunca es tarde si la dicha es buena, y nos saltaremos todos los protocolos más o menos esperables o exigibles para valorar el acontecimiento, para situar nuestra supuestamente equilibrada visión -la de más ajustado calibre, cómo no- sobre el significado del evento, para expresar y matizar las emociones más o menos vivas o tibias que ha provocado en uno mismo. Renuncio a decir todo lo decible, a compaginar tantas y tantas cosas que deberían ser compatibles e interactuantes ya dichas y por decir en esos "cada cual su titular, cada cual su análisis", y optaré por centrarme en un aspecto y dirección de la intensa tarea de deshollinadores que se nos presenta a partir de ahora. (klik egin-ver más) Bixente Serrano Izko

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