viernes, 9 de diciembre de 2011

PALOS DE CIEGO

Las desafortunadas declaraciones de Fernando Aramburu en Guadalajara venían a alimentar las tinieblas del discurso mortífero. Su posterior arrepentimiento público, tan insólito en el panorama actual, le honra, pero no disipa del todo las tinieblas. Trataré de explicarme. Tanto sus declaraciones primeras como el artículo en el que pedía perdón se hacen eco, a mi entender, de un cúmulo de malentendidos, prejuicios y maledicencias en torno a todo lo que tenga que ver con la lengua vasca. Es una cuestión que me preocupa, porque creo que se trata sólo de la punta de un iceberg de bulos de mayor calado. Atendamos, no obstante, a esa punta del iceberg, en la esperanza de llegar a aproximarnos a lo que bajo ella se oculta. (klik egin-ver más)Anjel Lertxundi, en El Diario Vasco

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