jueves, 30 de octubre de 2008

EL MINISTRO CORELLANO


¿Por qué acelera cuándo tiene el stop delante?. ¿Qué le obliga a Miguel Sanz a poner su partido al borde del acantilado cuando apenas le quedan unos meses para jubilarse?, se pregunta mi amigo del centro derecha navarro de toda la vida, dedicado a la especulación de terrenos en los últimos boyantes años y, por tanto, cómplice de lo que se ha cocido en el cortijo navarro.La charla que mantenemos sobre la espantada de UPN del PP deriva, sin remedio, hacia lo personal. Hacia la persona, mejor dicho, de quien preside el Gobierno navarro pero, reitera públicamente, no se va a presentar en primavera a la reelección al frente de UPN. Y es que mi amigo el promotor de unifamiliares, ahora en paro, no comprende qué le ha podido pasar al caudillo corellano para echarse tan descaradamente en brazos de Pepiño Blanco y dejar a los regionalistas descargando en el urinario y sin papel higiénico.
A menos que, la tentación del poder, que no del dinero, se haya presentado a las puertas del retiro político del presidente navarro. Con el PP de Aznar en la Moncloa su nombre llegó a sonar como ministro de Interior, puesto que con su fobia anti vasca le iba como anillo al dedo, opina el empresario navarrero.¡Aaah...!, pero el del bigote le dejó de lado y, ahora, conformada la sacrosanta unión del frente españolista foral (UPN-PSN) Sanz podría ver su jubilación navarra compensada con este cargo u otro de, por ejemplo, rango financiero, en el que el corellano dice que se mueve como pez en el agua, que algo aprendió el ex sindicalista de la UGT en la Caja Rural de su pueblo.


Pues eso, que mi interlocutor no le ve más que una salida personal a concretar más allá de que deje la poltrona del Palacio de Navarra, con un PSOE en Madrid que manda en el cotarro y del que puede obtener cacho, frente a un PP que no tiene la sartén por el mango y con un Rajoy al que le crecen los enanos dentro del circo conservador. Corella ya tuvo ministro falangista con Franco. Miguel Sanz puede ser el nuevo José Luis Arrese y su amigo el empresario Antonio Catalán el chófer del tránsito

Beltrán Gárriz

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