Nacionalismo es un término polisémico que se utiliza como a cada cual le viene en gana. Sin embargo, cuando se usa en nuestro entorno y de forma despectiva las más de las veces, todo el mundo sabe qué es lo que se quiere decir. El resultado es que funciona como una pelota de ping-pong.Javier Ortiz, poco sospechoso de nacionalista, escribió este artículo en la primavera de 1998, varios meses antes de la tregua de ETA, en tiempos duros de aznarismo y de apogeo del espíritu de Ermua. El era un pensador contra-corriente como muy bien se le ha definido en estos días posteriores a su muerte, y sabía que sus reflexiones difícilmente encontrarían terreno fértil, que eran verdades molestas que sólo serían comprendidas en ámbitos minoritarios. Ahora, en Gerindabai, hemos querido rescatarlas del olvido porque son una lección magistral. Hasta siempre y muchas gracias, Javier. (klik egin-ver más)







































Cuando despunta la primavera, los romeros de la Zona Media suben a Ujué, igual que los valles pirenaicos van a Roncesvalles y los de Tierra Estella a Codés o al Puy. Al santuario de la Virgen morena suelen acudir más de diez mil personas a lo largo de abril y mayo, sólo en las romerías oficiales ; otros muchos lo hacen por libre. Este domingo será la romería de Tafalla, Beire, Pitillas, Murillo el Fruto y Santacara, la más numerosa y la preferida por los medios de comunicación, aunque no la única.




Feijóo ha montado el circo y enseguida le han crecido los enanos. El viernes, a solo unas horas de convertirse oficialmente en el presidente de “todos” los gallegos, con el apoyo de Dios –aunque en este Estado aconfesional, cada día más descreído y con mayor número de ateos, musulmanes y judíos ‘infiltrados’, Dios debe de andar atrincherado en la Cope de Losantos–, se reafirmó en el “inquebrantable compromiso galleguista” del PP. Y destacó el valor de la lengua y cultura gallega, “que se seguirá desarrollando en libertad”, añadió.

